Durante el verano relajamos nuestra mente, descansamos y retomamos fuerzas para iniciar una nueva temporada laboral. Como cuando éramos estudiantes da la sensación que «acaba un curso» y «empieza otro» de forma que se convierten en un final y un principio.
Hacía muchos meses que no veía «mi feisbuk», posiblemente porque tengo otras redes sociales que últimamente me están atrayendo más, y en un vistazo he podido ver dónde habían ido de vacaciones la mayoría de mis contactos desde «un saludo desde Lisboa» a «mirad que atardecer más maravilloso en Okinawa», pasando por Nueva York, Túnez, Amberes…
Fotos en bañador, actitudes relajadas, bebiendo alcohol, fumando, con camisetas sudadas… o sin ellas.
Parece que quienes durante el año solo visten traje y corbata se «desmelenan» más durante sus días de asueto (ventaja tenemos quienes solo llevamos corbata en ocasiones muy especiales y no en el trabajo).
Esta entrada postvacacional la ha desencadenado la lectura de un informe realizado por a web FindLaw.com que afirma que uno de cada cuatro participantes se arrepiente de lo que ha publicado en redes sociales.
Este dato es interesante y nos puede hacer reflexionar sobre las causas de ello:
- Históricamente nuestra vida cambia, pero mucho de lo que hemos publicado en las redes sociales permanece. Un «te quiero» de hace algunos años puede tener destinatario diferente al «te quiero» de ahora.
- La «falsa intimidad» de la publicación a «nuestros contactos o amigos» puede que sea una mala aliada si no tenemos perfectamente configurados los parámetros de privacidad y seguridad.
- El gran éxito que han tenido las redes sociales de imágenes hacen que publiquemos cada vez más. Durante el verano relajamos nuestra autocensura y de esta forma cosas que nos parecen «normales» durante las vacacioens, sacadas de contexto pueden ser «menos normales» (como esa tela maravillosa que compré en Guatemala y sacada de contexto, en mi casa, no sabía qué hacer con ella… era menos maravillosa de lo que me pareció en un principio).
El principal consejo es pensar y revisar lo que vamos a publicar. No sea que nos pase lo mismo que a Lars Ohly, diputado sueco y aficionado al fútbol que queriendo enseñar su nuevo tatuaje con el escudo del equipo de sus sueños… enseñó algo más que el tatuaje.
Pro nos enseñó, además de parte de su anatomía, una buena forma de gestionar lo quepodría haber sido una crisis. Reconoció su «metedura de pata», su descuido y fue capaz de bromear con lo que había ocurrido. De esta forma, lo quepodía haber sido una imagen que podría haber dañado su carrera, se convirtió en una simple anécdota de este verano en las redes sociales.