He llegado a través de mi agrgador de RSS a un interesante artículo del magnífico blog Somos Medicina titulado titulado «Puntuar al médico on line podría ser malo para tu salud».
En este artículo Aitor Guitarte (a quien recomiendo seguir en @aguitarte además de su blog) nos cuenta a partir de un ejemplo publicado en la revista Forbes del potencial riesgo de los sistemas de puntuación de los médicos en EE.UU. sobre la seguridad de los pacientes.
En el caso que nos presenta creo que el principal problema reside en la ética profesional del médico y no en el hecho del sistema de valoración de los profesionales por parte de los pacientes.
Bien es cierto que el sistema sanitario estadounidense tiene muy poco que ver con el sistema que tenemos en España. Posiblemente allí el paciente sea más visto como cliente que como usuario de un sistema de salud y por esta razón los sistemas de valoración del médico tienen más peso entre los usuarios (si voy a obtener un servicio por el cual voy a pagar, me voy a informar previamente de las características de mi proveedor).
Este sistema tan mercantilista afecta a ambas partes, tanto al profesional (médico) como al cliente (paciente/usuario) y puede dar lugar a perversiones.
No estoy en contra de un sistema de valoración de mi trabajo por parte de los ciudadanos que acceden a mi trabajo como profesional. Es más, esta valoración la van a realizar independientemente de la herramienta que tengan, y en muchas ocasiones es más perjudicial (o beneficioso) el comentario que se hace en la sala de espera de la consulta, en la oficina de farmacia o en un comercio de barrio cercano al centro de salud que lo que se diga de nosotros en la red.
Además debemos dar el valor real a todos estos sistemas de puntuación. En todos ellos se valora la percepción (popularidad) más que la realidad y estoy seguro que un excelente clínico de difícil trato tendrá menor puntuación que un clínico mediocre con un trato agradable.
Pasa lo mismo que con los sistemas de valoración del «prestigio» en la red (como Klout o Kred) que realmente reflejan más la popularidad que el prestigio digital real.
Por lo tanto creo que:
- Tanto profesionales sanitarios como usuarios de un servicio de salud deben dar el valor real a estos «rankings» de popularidad. Posiblemente quien quiera saber de mí puede obtener más información a través de mis perfiles en redes sociales (incluyendo Linkedin) que en estos sistemas.
- Si hay transparencia, sinceridad y ausencia de mala fe por parte de las personas que valoran nuestra actividad como sanitarios, pueden ser de gran ayuda para otros usuarios futuros.
- No me molesta especialmente que se juzgue públicamente mi actividad laboral (es una actividad pública) siempre y cuando no se vulneren mis derechos fundamentales como ciudadano.
- Podemos utilizar de manera perversa estos sistemas de valoración, pero al final, somos quienes somos y nos acaban conociendo quienes utilizan nuestros servicios.