Desde aquí no vamos a descubrir nada nuevo de las utilidades de los perfiles en las redes sociales. Son una parte muy importante en nuestro día a día, tanto laboral como profesional. Permiten compartir momentos, experiencias, tanto con amigos como con pacientes. Y esto puede ser sumamente peligroso.
El profesional sanitario, como tantas veces se ha explicado en este blog y en otros más, debe estar presente en las redes sociales para divulgar información de interés a la ciudadanía, corregir errores que puedan aparecer, fomentar el debate, participar en grupos de trabajo… pero tiene un inconveniente, que es la exposición de este profesional. Y exponernos profesionalmente no es ningún problema; de hecho debemos de hacerlo. El problema es cuando exponemos nuestra vida privada a los demás ya que puede volverse en nuestra contra.
Cuando nos creamos un perfil en cualquier red social, además de poner nuestros nombres, nuestros grupos, nuestros intereses, podemos poner nuestra profesión. Y precisamente los médicos tenemos que tener cuidado al decirle al mundo que somos médicos. Si quieres dedicarte a compartir experiencias personales, vídeos de tus amigos y otro sinfín de aventuras, lo mejor es que no digas que eres médico en las redes sociales; porque si lo haces, te estás poniendo una etiqueta que en muchos casos puede volverse en nuestra contra. Cuando te identificas como médicos, los usuarios que te sigan o sean amigos tuyos, pueden ser tus pacientes en un futuro; y en ocasiones no te conviene que vean lo mismo que ven tus amigos.
Y el peligro es máximo en Facebook. Esta red social tiene la ventaja de ser la más popular de todas y ser la favorita de muchos. Además, gracias a sus actualizaciones, podemos compartir de forma rápida y sencilla material multimedia, tan útil en algunas profesiones como la nuestra; por esto y por más razones la cantidad de profesionales sanitarios en Facebook está creciendo mucho. Pero esta red social es la más lúdica por excelencia: hay pocas fiestas (por no decir ninguna) a la que vayamos y no acabe algún tipo de fotografía en esta red social, pudiendo perjudicar seriamente a nuestra reputación digital como profesionales sanitarios.
¿Solución? Hay quien pensará que no deberíamos estar en redes sociales, que debemos de hacer comunitaria desde donde siempre lo hemos hecho, desde la consulta. Muy respetable por cierto, pero desde un blog de nuevas tecnologías este consejo es casi antagónico. Nosotros proponemos algo diferente, algo digital: crear una página de Facebook con perfil profesional.
¡Guárdate las fotos de las fiestas para tus amigos! Divulga contenido sanitario de calidad desde tu página de Facebook. También desde tu consulta, por supuesto. Pero el poder de las redes es inmenso.