Se acercan las vacaciones y tenía ganas de escribir una entrada sobre una de mis películas favoritas, Alphaville de Jean Luc Godard, dirigida en 1965.
Además de dar nombre a unos míticos cines con sesión golfa madrileña hace unos años (ahora menos golfa, como casi todo en Madrid), es una de las películas representantes de la nouvelle vague francesa.
En un agobiante blanco y negro nos cuenta las aventura de Lemmy Caution (Eddie Constantine) un agente secreto enviado a Alphaville con dos motivos: localizar a otro agente desaparecido, Henry Dickson (Akim Tamiroff) y asesinar al fundador de la ciudad, el científico conocido como Profesor Von Braun. Para ello se presenta como un periodista que desea entrevistarse con el Profesor, para lo que tendrá que tratar con la hija de éste, Natascha (Anna Karina), quien es enviada como intermediaria. Pronto se da cuenta que Alphaville es un lugar especial donde nada es lo que parece y los sentimientos no se expresan de la forma a la que estamos acostumbrados.
Me sigue haciendo pensar este film que se llevó el Oso de Oro a la Mejor Película del Festival de Berlín porque hablando de un futuro próximo donde hay hilos sociales invisibles que manejan a la sociedad, podemos hacer un paralelismo (de las muchas lecturas posibles que tiene la película) con la irrupción unos años más tarde de Internet.
Aunque trata temas sociales muy genéricos, la doble lectura con las redes sociales como protagonistas de nuestra vida diaria, puede ser una nueva forma de volver a ver la película que siempre merece la pena.
Un poco de arte ilustrando la ciencia. Con vosotros, Alphaville