Un buen ejercicio es leer con la visión de ahora textos que hemos escrito en los primeros años de Facebook. Nos daremos cuenta de los ingénuos que éramos, de la fiebre que nos contagió en los primeros años de las redes sociales y cómo, con mucha ingenuidad, fuimos ofreciendo datos de nuestra privacidad.
Aún así lo seguimos haciendo. Seguimos publicando fotos de nuestras vacaciones, de nuestro ocio, de nuestros familiares… pero al menos ahora sabemos los riesgos que ello implica. Ahora somos conscientes que compartir nuestra privacidad (el límite de los público y lo privado lo tendremos que determinar nosotros) supone una serie de ventajas e inconvenientes que hemos de sopesar.
Hace unos años abría mi corazón en canal, y aunque no me arripiento de nada de lo escrito, posiblemente ahora mismo no lo escribiría. Actualmente publico aspectos privados en redes sociales (viajes, gustos musicales, culinarios, deportivos…) que creo que aportan una visión de mí mismo que va más allá de lo profesional y que es como quiero mostrarme.
Evidentemente todo lo que hago público está convenientemente filtrado y dirigido para dar la imagen que quiero dar. Y no, no es «postureo», es salvaguarda de mi intimidad.
Al igual que nos comportamos con prudencia cuando estamos en un grupo donde no conocemos a todos los integrantes o no nos comportamos igual en una reunión familiar que en una con amigos. Modulamos nuestro lenguaje, nuestro comportamiento e incluso nuestra actitud para adecuarla al entorno en el que nos encontramos.
Las redes sociales sirven para mostrar las partes de nosotros mismos de las que estamos más orgullosos, contentos o simplemente queremos compartir.
La libertad de hacerlo o hasta donde queremos hacerlo es personal.
Por ejemplo a mí no me importa compartir un viaje, una impresión sobre una película, un libro o un restaurante. Tampoco me importa que algunos pacientes (que me siguen en algunas redes sociales), algunos jefes (que también lo hacen) o muchos compañeros sepan que viajo, leo, voy al cine o como y qué me gusta o me disgusta en cada uno de estos aspectos más cotianos, extraprofesionales y vitales. Por ejemplo, no hablo de partidos políticos ni de religión (sí difundo algunas noticias) porque estos aspectos sí que pertenecen a mi intmidad, los comparto con personas muy próximas y no quiero difundirlos.
Para ello es importante la educación en el manejo de las redes sociales. Es necesrio que desde niños nos enseñen a comportarnos en este medio que no por ser digital o emitir un mensaje desde la soledad de nuestro cuarto, con el ordenador, la tableta o el teléfono móvil está inmerso en la universalidad de Internet. Este mensaje emitido en soledad puede ser visto por muchas personas que pueden conocer nuestras debilidades y utilizarlas en nuestra contra.
Una nueva campaña de Unicef pretende concienciar sobre la importancia de lo que se publica en las redes sociales. Aunque está dirigida a jóvenes y adolescentes creo que es importante difundirla y tener la capacidad de aplicarnos algunas de las conclusiones que se puedan extraer de la misma.
Según los últimos estudios, el crecimiento de las Redes Sociales en el año pasado ha sido muy grande en nuestro país. Según los resultados de la 19a encuesta AIMC a usuarios de Internet de marzo de 2017 el 99,3% de las encuentas recibidas (en valor absoluto 15.435 encuestados) habían accedido Internet en el día anterior y la mayoría de ellos han accedido a sus perfiles en redes sociales.
Aunque han variado las redes por tramos de edad, a nivel global sigue destacando Facebook (87%) seguida de Twitter (48,9%) e Instgram (40,4%) aunque estamos seguros que si analizamos por tramos de edad, este orden podría variar.
Un problema del uso de las redes sociales es la privacidad de nuestros contenidos y la variación del concepto social que hemos desarrollado sobre «lo íntimo», «lo privado» y «lo público». Antes que nada, si consideramos que un contenido es privado no lo debemos difundir (al igual que hacemos en todos los aspectos de comunicación de nuestra vida) y si queremos difundirlo, es que no nos importa que dicho dato o contenido se extienda por la red.
Para ello tenemso que tener muy claro dónde colocamos la frontera. Y esa frontera es personal. Es posible que a mí no me importa difundir en cualquier red social si un restaurante, una película o un libro me han gustado o dejado de gustar, o me importe hablar de forma clara sobre mis ideas políticas o religiosas. Pero que yo lo haga no quiere decir que los demás lo deban hacer, o que aspectos de mi vida que yo estoy dispuesto a compartir (a hacer públicos) pueden seguir permaneciendo en la privacidad de otros y viceversa.
Este hecho es evidente desde la perspectiva de un adulto que tiene más desarrollados los conceptos de privacidad e intimidad, pero puede no ser tan patente en la relación que tienen los menores con las redes sociales.
Si bien son públicos los mecanismos para la protección de la privacidad que nos ofrecen las diferentes redes cada vez se han hecho técnicamente más complejos (contenidos absolutamente privados o compartidos con grupos reducidos o contenidos totalmente públicos en nuestra red) y otras muchas veces no los tenemos en cuenta o no los tenemos en cuenta para nuestros menores.
Una iniciativa de Save the Children fue la creación del espacio web «De aquí no pasas» que en la actualidad se encuentra inactivo, en el que nos presentaba los riesgos de las redes sociales, las configuraciones de privacidad y nos ilustra con numerosos vídeos como este:
Y en donde existen numerosos vídeos realziados por menores donde se escenifican los riesgos que nuestro comportamiento en las redes sociales puede acarrearnos en nuestra vida real.
Otros cortometrajes que podemos descubrir en YouTube nos hablan de los peligros de las redes sociales para los menores.
Un buen consejo que nos da Pantallas Amigas, es limitar el número de nuestros «amigos» en redes sociales
PARA UTILIZAR INTERNET DE FORMA SEGURA Y RESPONSABLE hay que conocer ciertos derechos y deberes.
TENGO DERECHO..
A comunicarme. Tengo derecho a utilizar internet como herramienta de comu- nicación que sirva para conocer gente y para mejorar las relaciones con amigos y familiares.
A aprender. Tengo derecho a utilizar internet para ampliar mis conocimientos y utilizar todas sus herramientas para aprender.
A la privacidad de mi información personal. Tengo derecho a que mi información personal (imágenes, perfiles, datos) no sean difundidos sin mi consentimiento.
A recibir formación e información. Tengo derecho a que un adulto (preferi- blemente madre, padre o tutor) me informe sobre cómo navegar de forma segura por Internet.
A la protección. Tengo derecho a que mis padres velen por mi seguridad, se pre- ocupen por mí, aunque a veces me prohíban acceder a contenidos que consideren que no son aptos para mi edad.
A la confianza. Tengo derecho a que mi familia confíe en mí, a que sepan que soy una persona responsable y que conozco los peligros que puedo encontrarme en la red.
A recibir ayuda. Tengo derecho a recibir ayuda de las personas en que más confío (amigos, hermanas, padres, educadoras, etc.) y a denunciarlo a las autoridades competentes.
TENGO EL DEBER DE…
Ser prudente y no quedar con personas que no conozco y me proponen quedar a solas.
Tener respeto con otros usuarios de Internet, evitando las burlas y agresiones.
Informarme sobre los términos de privacidad, leer toda la información de las páginas a las que me suscribo.
No exponerme en exceso, evitando publicar detalles o imágenes privadas.
Mantener la confianza de mis padres demostrandoles que soy responsable en el uso de las tecnologías que están a mi alcance.
Enseñar a los adultos las cosas interesantes que descubro en Internet.
Pedir ayuda y acudir a adultos de confianza como padres, madres, hermanos, hermanas, abuelos, abuelas, profesores y profesoras cuando pienso que hay algo que no comprendo. Tengo el deber de denunciar cualquier situación de peligro para mí y para chicos y chicas de mi edad que encuentre en Internet.
Esta lista de derechos y deberes para menores está muy bien, pero nos ha llamado la atención el punto 3 de los deberes «Informarme sobre los términos de privacidad, leer toda la información de las páginas a las que me suscribo«, ¿de verdad creemos que los jóvenes y adolescentes son capaces de entender términos que muchos adultos no entendemos a la hora de conocer los términos de privacidad?.
Hemos hecho un sencillo experimento, vamos a entrar en la Condiciones de uso y Política de privacidad de una red social frecuentada por jóvenes y adolescentes como es Instagram. La edad límite para crearse un perfil son 14 años.
¿Pueden entender jóvenes de 14 años frases como estas?
«En nuestra Política de privacidad se describe cómo nosotros y algunas de las empresas con las que trabajamos recopilamos, utilizamos, compartimos y protegemos la información relacionada con nuestros servicios de telefonía móvil, nuestro sitio web y cualquier software suministrado o relacionado con los servicios de Instagram (denominados de forma conjunta, el «Servicio«), así como las opciones que tienes para la recopilación y utilización de la información.»
«Utilizamos herramientas de análisis de terceros que nos ayudan a medir el tráfico y las tendencias de uso del Servicio. Estas herramientas recopilan la información que ha enviado tu dispositivo o nuestro Servicio, incluidas las páginas web que visites, los complementos y otra información que nos ayude a mejorar el Servicio. Recopilamos y utilizamos esta información de análisis con información de análisis de otros Usuarios, por lo que no puede utilizarse razonablemente para identificar a cualquier Usuario individual en particular.»
¿Las entendemos muchos adultos?
Consideramos que las campañas educativas en el uso de redes sociales para menores son fundamentales para prevenir situaciones de acoso y violencia por parte de iguales o de adultos hacia los menores
Hay veces que somos muy cautos en redes sociales a la hora de decir cosas porque difundir ciertos datos que consideramos privados no nos gusta (o no nos interesa). Pero las empresas tienen mecanismos para saber muchas cosas de nosotros que no decimos… pero hacemos con nuestro teléfono movil.
En este artículo nos dedicamos a repasar información que damos sin decirla y que muchas empresas saben de nosotros ¿asustados?… pues aún no habéis empezado a leer.
Nuestro teléfono movil habla sin que nosotros hablemos. Es capaz cada vez de hacer más cosas que nos facilitan la vida, pero a cambio está ofreciendo información a empresas sobre nuestras actividades y puede que éstas actividades las queramos mantener en un plano de privacidad, pero nuestro teléfono las grita a los cuatro vientos.
Otras actividades en Internet como las búsquedas en buscadores, la subida de fotos, el etiquetado con personas de las mismas, las compras on line o a través de tarjetas de crédito o el uso de tarjetas de fidelización de empresas están dando información muy suculenta a las mismas sobre nuestra vida cotidiana.
No se entrometen en nuestra intimidad, sino que voluntariamente la divulgamos de forma indirecta.
Pero ¿cómo ocurre ésto?. Veamos algunos ejemplos.
Gelocalización: Nuestro teléfono tiene un sistema de localización donde nos posiciona en cada momento en el sitio en el que estamos. Este sistema se realzia a través de conexiones con las antenas existentes y funciona aunque el teléfono esté apagado o sin batería. Otro sistema es el de posicionamiento por GPS que es utilizado por cualquier programa o aplicación que nos muestre una ruta (mapas, juegos que precisan localización, aplicaciones que nos muestran recursos o servicios de proximidad…). ¿Qué información proporcionan?.
Donde estamos en cada momento. De esta forma es muy fácicl deducir dónde vivimos y donde trabajamos y las rutas diarias que hacemos entre trabajo y domicilio.
Nuestros viajes. Ya sean viajes cortos o largos, escapadas de fin de semana, viajes entre semana (por motivos laborales frecuentemente), rutas habituales dentro de la ciudad en la que residimos…
La velocidad a la que nos movemos. De esta forma es fácil saber si un trayecto lo hacemos caminando o en vehículo. Además registra la velocidad (y esperemos que no lo comparta con la Guardia Civil).
Viajes: Hay veces que damos esta información de manera directa ya sea en buscadores generales cuando estamos planificando un viaje o ya sea en portales o páginas de servicio de reserva de hoteles, alojamientos o vuelos (en este caso incluso con las fechas concretas del mismo). Pero otras maneras más sutiles existen para saber dónde y cuándo hemos hecho un viaje (e incluso con quien).
Utilizamos muchos programs para compartir fotos. No solamente redes sociales (donde se puede localizar la imagen, se sabe la fecha y la hora de la subida e incluso podemos etiquetar quien o quienes están con nosotros). Además tenemos servicios gratuítos que nos permiten alojar y compartir imágenes (Google Fotos, Imágenes de iOS…). Dentro de cada imagen existe metadtos que informan: cuándo se ha tomado la imagen (día y hora) y dónde se ha realizado aunque no lo digamos en ningún momento, esa información va asociada a la fotografía que subimos. Incluso se están desarrollando sistems de reconocimiento facial (muy desarrollado y con pocos fallos en Google) que es capaz de reconocer las personas que aparecen en cada foto (es decir nuestros compañeros de viaje).
Ocio cotidiano: No solamente un ocio excepcional como un viaje (ya sea corto o largo), sinpo nuestro ocio cotidiano también es conocido.
Cine, teatro, conciertos y otros eventos. Si hacemos una búsqueda en buscadores ya estamos dando una pista que estamos interesados en ello. En cuanto compremos la entrada por Internet ya damos la información. Con compras repetidas pueden saber mucho acerca de nuestros gustos (tipo de película, qué dias y a qué horas vamos al cine, si somos más de cine o de teatro…).
Música: Spotify, Música de iOS, Last fm…. son servicios que saben exactamente qué escuchamos y cuando lo hacemos. Al conocer nuestros grupos favoritos (los más reproducidos) nos pueden mostrar grupos similares (una buena forma de descubrir música) pero la información se la estamos dando.
Series y películas: Netflix o cualquier otro servicio similar (HBO, televisión a la carta….) sabe qué tipo de series y películas vemos. De esta forma es muy fácicl sugerirmos series similares que posiblemente nos puedan gustar y además estamos dando valorción a temas concretos más populares o giros temáticos de guión. Aplicando el Big Data a estos temas y con millones de espectadores en todo el mundo las productoras conocen qué personajes son más populares o que elementos de guión van a ser más aceptados por la audiencia… de paso saben si eres más de zombies o de dramas. En Internet , YouTube (Google) conoce qué videos vemos (trailers de películas, vídeos musicales…) imaginaos la información que también le estamos dando.
Compras: Evidentemente la empresa de uestra tarjeta de crédito conoce los gastos que hacemos y en qué comercios. Con el pago a través del movil es posible que nuestro teléfono también lo pueda saber. las tarjetas de fidelización relacionan nuestro ticket (compra exacta) con nosotros de esta forma saben qué perfil de consumo tenemos y qué tipo de productos preferimos. Mucha información directa de la que se puede sacar mucha más información indirecta (si estamos solteros o casados, si hay niños en casa y más o menos la edad que tienen, si hay personas mayores, si hacemos deporte, nuestro gusto en vestir, si compramos marcas blancas o no, la existencia de algún tipo de enfermedad relacionada con la alimentación o que requiera dieta especial…).
Aplicaciones de nuestro terminal movil: Muchas de ellas para funcionar requieren la localización (ya sea la actual o nuestro destino) como aplicaciones de rutas de tráfico, algunos juegos que requieran localización u otros servicios. Hay aplicaciones que aportan poco sevcio pero nos solicitan acceso a cosas no necesarias para su funcionamiento como acceso a nuestro micrófono o a nuestra lista de contactos. En este caso mejor no instalarlas y eliminarlas de nuestro terminal.
Asistentes virtuales: Todas las conversaciones que mantenemos con nuestros asistentes virtuales de diferentes sistemas operativos (Cortana, Siri…) son grabadas y enviadas a las empresas propietarias de los mismos. Con ello se puede obtener numerosas información de nuestras búsquedas, intereses, aficiones o necesidades.
Todos estos son datos cotidianos, algunos ofrecidos directamente por nosotros y otros que se generan de forma automática sin que los demos de forma explícita (pero en los términos y condiciones de los contratos que firmamos al utilizar un servicio se explicitan)… aunque seamos muy escrupulosos a la hora de dar información personal, mucha de ésta se da simplemente por llevar nuestro teléfono encendido .
Los metadatos son información secundaria o accesoria sobre los datos que transmitimos y que en transacciones digitales están incorporados y codificados entre la información principal.
A veces el límite entre un «dato» y un «metadato» es muy relativo y dependerá de la perspectiva o punto de vista que determinemos para hacer la comparativa.
Por ejemplo: podemos etiquetar en este blog casi todo lo que publicamos en él. Podemos poner etiquetas (datos/metadatos) a la propia entrada, a las imágenes o vídeos que la acompañan y dar otra información accesoria como quién ha escrito la entrada, cuándo se ha escrito o donde se ha producido.
Todas esta información es ofrecida de forma consciente y libre por los autores de este blog (y de cualquier otro) y se puede modificar. Normalmente intentamos ser muy prolijos en etiquetas (datos/metadatos) para facilitar a los buscadores la localización y clasificación del artículo.
¿Pero qué pasa con los datos que transmitimos y que no somos tan conscientes que lo hacemos?. Por ejemplo podemos enviar imágenes por redes sociales donde no solamente transmitimos la información para recosntruir la imagen en el terminal de destino… también transmitimos mucha otra información como:
Día, hora y geolocalización de la imagen.
Marca y modelo de cámara con la que ha sido realizada.
Características técnicas del disparo.
Si ha existido o no manipulación o retoque por parte de otros programas de edición de imágenes.
Alguna de esa información en banal, pero otra no tanto. Pero los metadatos no solamente existen en las imágenes, enviamos metadatos en nuestros archivos de texto, nuestros correos electrónicos e incluso en nuestras llamadas de teléfono que tienen un soporte digital (prácticamente todas).
Un metadato importante se puede obtener en el mundo real (no necesariamente en el digital) por ejemplo cuando en la línea de caja nos prguntan «inocentemente» cual es nuestro código postal y lo ofrecemos sin reparo estamos dando una información que a gran escala tiene un valor impresionante para los estudios de mercado de determinadas marcas.
Según un artículo de Marilín Gonzalo en El Diario.es, «Los metadatos revelan patrones, relaciones y comportamientos. Su conocimiento afecta nuestra privacidad, y muchas veces puede saberse más a través de ellos que examinando el contenido de esos mensajes, cosa que por otra parte es mucho más complicada e imposible cuando hay cantidades masivas de datos a analizar, sin una muestra específica o limitada.»
Cuantos más metadatos revelemos, más información privada transmitiremos y este hecho puede dar un poco de miedo y que nos planteemos otras actitudes respecto a nuestra seguridad.
Edward Felten, profesor de informática de la Universidad de Princeton nos revela una gran información sobre lo que se puede obtener a partir de metadatos en un entorno personalizado y cotidiano:
«Consider the following hypothetical example: A young woman calls her gynecologist; then immediately calls her mother; then a man who, during the past few months, she had repeatedly spoken to on the telephone after 11pm; followed by a call to a family planning center that also offers abortions. A likely storyline emerges that would not be as evident by examining the record of a single telephone call.»
«Consideremos el siguiente ejemplo hipotético: Una mujer joven llama a su ginecólogo, a continuación, llama de inmediato a su madre, y luego un hombre con quien, durante los últimos meses, había hablado en varias ocasiones por el teléfono después de las 11; seguida de una llamada a un centro de planificación familiar que también ofrece abortos. Una historia probable resulta que no sería tan evidente al examinar el registro de una sola llamada telefónica.»
¿Cuánta información adicional estamos revelando con nuestras llamadas, las imágenes que colgamos en nuestras redes sociales, o nuestros correos electrónicos?
Como último ejemplo os propongo un experimento personal. ¿Se puede obtener nuestro grafo social a partir de los metadatos de nuestro correo electrónico?. Evidentemente la respuesta es sí y de forma muy sencialla (incluso lo podemos realizar nosotros mismos) a través de la herramienta Immersion.
Este programa realziado por tres integrantes del MIT consiste en una visualización hecha con los metadatos de nuestro correo electrónico de forma que la información obtenida por los metadatos es tan importante o más como la que se nos ofrece a través de los datos existentes en nuestros correos electrónicos.
Os dejo mi grafo social (solo con nombres de pila de mis contactos) donde se ven claramente identificados los grupos con los que interaccioneo y las relaciones de sus componentes entre sí. Se puede ver mi actividad y la intensidad de mis contactos…. Y SOLO CON EL CORREO ELECTRÓNICO.
Mi grafo social a través de metadatos de correo elecrónico. clic para ampliar
¿Os podéis hacer una idea de las consecuencias derivadas de la posibilidad de combinar todos nuestros metadatos de redes sociales?
¿Cómo te infectas con un virus malicioso en línea , del tipo de malware que fisga nuestros datos y abre los grifos de nuestra cuenta bancaria? A menudo, sucede a través de las cosas simples cotidianas que hacemos sin pensar dos veces. James Lyne nos recuerda que no se trata solo de la NSA que nos observa, sino de los delincuentes cibernéticos cada vez más sofisticados que se aprovechan tanto de una contraseña débil, como del carácter confiado de los humanos.
Una magnífica conferencia TED que comienza con unos conceptos técnicos para terminar hablando de reacciones humanas. Desde el malware hasta nuestros propios conceptos de privacidad e intimidad.
Uno de los grandes problemas que estamos viendo con el uso de Internet es el acceso a nuestra privacidad.
Se trata de algo que hemos aprendido en muy poco tiempo y de lo que estamos empezando a ver los peligros que pueden sobrevenir.
Con el inicio de las redes sociales nos lanzamos, quizás un poco de forma inconsciente y desconociendo gran parte de los riesgos, a publicar datos sobre nosotros mismos que eran accesibles a muchas personas.
Nuestro nombre junto a otros datos (edad, sexo, localidad, correo electrónico y a veces hasta nuestro número de teléfono) se asociaban claramente a otra serie de datos como nuestros gustos (libro, película o canción favorita), nuestro estado civil, nuestro grupo de amigos (grafo social) y cómo interactuamos entre nosotros (quien recomienda a quien alguna cosa).
Poco a poco surgieron empresas que a cambio de esa información nos ofrecían servicios (sio me cuentas qué música te gusta te ofrezco una lista de intérpretes similares que puedes descubrir) o la creación de una información de beneficio mútuo de forma solidaria (si me das tu opinión sobre un restaurante u hotel servirá a otros que vengan después y a la vez te beneficias de la opinión de otros).
Hasta aquí no hay nada especialmente intrusivo y a cambio de cierta información obtengo un servicio ¿gratuíto?… sin duda NO, a cambio estoy ofreciendo parte de mi intinidad que luego utilizarán para obtener resultados globales de gran interés para muchas empresas.
Pero esta intimidad puede tener una cara oculta y ser aprovechada no solamente para obtener datos globales con resultados anonimizados (posiblemente a Facebook o a Google no le interesa lo que yo como persona busco o hago en la red, peros sumado a otros millones obtiene resultados de tendencia muy valiosos), sino para tener acciones concretas sobre personas concretas.
Os dejo una magnífica infografía realziada por por la empresa ESET, en la cual nos dan algunos consejos sobre cómo proteger los datos personales en Internet.
¿Podemos espiar a alguien concreto a través de la red?. Simplemente echad un vistazo.
La difusión de datos negativos por parte de terceras personas ya sean reales o falsos y pertenecientes a nuestra intimidad ha dado lugar al cibreacoso con ejemplos aterradores sobre todo en adolescentes.
¿Quá pasa con los datos en salud?. Los datos sanitarios son datos de gran sensibilidad por lo que deben estar lo mejor protegidos en la red. Una cosa es que un a persona libremente publique o difunda datos sobre su enfermedad y otra la obligación de los agentes sanitarios a salvaguardar estos datos.
Un blog escrito en primera persona contando experiencia personales de un diabético sirve de gran ayuda a otros diabéticos para aprender a partir de experiencias de otro pero es esa persona quien libremente ha publicado su experiencia.
Se plantean varias preguntas, algunas de ellas con muchas respuestas:
¿Debemos poner en riesgo de que sean públicos datos concretos de salud sobre personas concretas?. Mi respuesta es un NO tajante aunque hay que evaluar cual es ese riesgo. Si se ofrecen herramientas de comunicación cifradas persona a persona creo que el riesgo es muy pequeño y con el consentimiento de nuestro interlocutor podremos utilizar herramientas de comunicación digital para conversar con el paciente y enviarle información sobre su salud.
¿Debemos tener acceso a datos globales en salud anonimizados? ¿Quienes?. Aquí pueden existir varias posturas. Indico la mía personal dejando abierto los comentarios para la discusión. Personalmente creo que estos datos son fundamentales a la hora de tener información sobre enfermedades, tratamientos y resultados intermedios y pueden ser muy valiosas. Creo también que estos resultados deben ser públicos y accesibles a todos los que los requieran. El problema es que las empresas privadas (con un legítimo interés en su negocio) disponen de los conocimientos y las herramientas para poder obtener conclusiones a partir de estos datos y, como todos los datos, pueden ser manipulados en el sentido de dar mayor importancia a unas conclusiones respecto a otras para demostrar una determinada tendencia que sea estratégica para una empresa o producto determinado. De esta forma creo también que esta liberalización de la información tiene que acompañarse de una explotación de la misma de una manera accesible para los ciudadanos (los datos globales son difícilmente digeribles si no se interpretan) y esta interpretación se debería también realizar por parte de una institución independiente sin que exista sospecha de un lucro secundario a las conclusiones derivadas de la interpretación de los datos. ¿Iluso?, quizás.
Aumenta la preocupación de la intromisión en nuestra intimidad a través de la redes sociales y los sistemas de comunicación y mensajería instantánea. Numerosos ejemplos que aparecen en las noticias casi a diario, nos alertan sobre esta realidad con intrigas de espionaje e información a niveles gubernamentales.
Stefana Broadbent, profesora de Antropología Digital de la Universidad de Londres, ha realizado numerosas investigaciones sobre la comunicación interpersonal a través de herramientas de comunicación. Nos muestra, en esta conferencia TED, cómo la tecnología de comunicación permite cultivar relaciones profundas salvando barreras como la distancia y el tiempo.
En uno de los pocos descampados urbanos que quedan en Madrid pude tomar la fotografía que ilustra más abajo esta entrada. Prácticamente todos los meses hay noticias sobre espionaje político o económico a gran escala… ¿pero que pasa con el espionaje social?, ¿qué pasa conlos datos que dejamos en nuestros perfiles de redes sociales y el rastreo de nuestra navegación que busca nuestros gustos, aficiones o destinos en viajes?.
Qué casualidad que cuando llevas buscando un viaje concreto, al cabo de pocas semanas gran parte de la publicidad que aparece en tus buscadores y redes sociales se refiere a ese país, o cuando estás de reformas en tu casa aparecen ofertas en tiendas de muebles o venta de electrodomésticos.
Internet y las redes sociales son verdaderos espías de nuestros movimientos, espias que se alimentan fundamentalmente de la información pública que nosostros mismos les vamos proporcionando casi sin darnos cuenta.
Tengamso claro cuál deseamos que sea el límite de nuestra privacidad y cautos a la hora de navegar y compartir.
Miguel Angel Ruiz es un Comunity Mannager y Psicólogo y autor de unos de mis blogs de cabecera y una persona a seguir en twitter (@maruiz31).
Aunque no tengo el gusto de conocerle en persona, tengo el placer de leerle de forma habitual en su bitácora. Le cito en este espacio porque en octubre del año pasado publicó una interesante entrada titulada Manual de buenas costumbres para perfiles en facebook.
Es muy interesante la visión que nos ofrece desde su conocimiento y cómo nos da algunas normas básicas de comportamiento en las redes sociales. Llevamos muy poco tiempo desarrollándonos en estas comunidades donde parece que somos amigos de «toda la vida» de personas que a quien ni siquiera conocemos personalmente.
Es asombrsoso cómo aún existen perfiles de Facebook abiertos al público donde aparecen datos, imágenes o referencias que deberían estar en entornos privados y que hacen referencia al propietario del perfil o a terceras personas.
Es asombroso como de forma involuntaria no solo ponemos nuestra intimidad al descubierto, sino que podemos vulnerar la intimidad de otras personas.
No se trata solo de hacer recomendaciones a los adolescentes y jóvenes que pueden tener el concepto «intimidad» en fase de evolución, sino que todos seamos cautos en el menjo de herramientas que aún no somos capaces de dominar.
Os dejo una serie de aspectos que Miguel Angel señala en su artículo y os recomiendo su lectura completa.
Algunas de sus recomendaciones son:
En cuanto al perfil
Tómate un tiempo en pensar cómo crear tu perfil, recuerda que va a ser tu carta de presentación y esta ha de ser representativa y sincera.
Elije una foto del perfil que sea actual, que se te reconozca fácilmente. Si estas sonriendo mejor, huye de la foto de estudio, intenta que sea natural y alegre. Tienes que tener presente que va a ser lo mas característico y visto de tu perfil, no pongas una imagen de la que mas tarde puedas arrepentirte o pueda perjudicarte según quien la vea.
Sobre la información del perfil es bueno que rellenes tus datos de formación y empleo, ocio y gustos, y hagas una breve descripción de ti. No lo dejes en blanco y sobretodo no mientas. En redes sociales las mentiras pasan grandes facturas y son descubiertas fácilmente. No es recomendable compartir información sobre creencias religiosas, políticas, dirección y demás datos de carácter intimo y personal.
Configura la privacidad ,si no eres un personaje de proyección pública, no dejes nada abierto para todo el mundo. Nunca se sabe quien y sobretodo que uso podría dar a la información que compartes tu y tus amigos en Facebook.
Planteate a quien quieres agregar como amigo, acepta y solicita la amistad solo a personas que conozcas personalmente. Si eres menor de 14 años, no puedes crearte un perfil en facebook y por supuesto no aceptes la amistad de nadie que no cumpla este criterio.
Crea tus listas personalizadas, ahora facebook te da esa opción. Así vas a poder compartir publicaciones diferentes por ejemplo con tus compañeros del trabajo que con tus familiares de una manera sencilla.
Preguntate si quieres tener suscriptores. puede resultarte interesante si pretendes difundir ciertas publicaciones.
En cuanto al contenido a compartir
Comparte en formato vídeo y fotográfico, ten en cuenta que los textos sin imagen apenas se leen en Facebook.
Publica contenido variado, no estés hablando siempre de lo mismo ni de tu “libro”.
Escribe de forma correcta y educada, sin faltas de ortografía y sin utilizar lenguaje sms.
No escribas en mayusculas, dificulta mucho la lectura a no ser que quieras simbolizar que estas gritando.
Utiliza un lenguaje positivo e intenta ser divertido. Recuerda que Facebook es un lugar de entretenimiento y diversión.
Si no quieres que algo se sepa, no lo publiques.
No publiques cada 5 minutos, si no quieres resultar pesado.
No respondas ni publiques impulsivamente.
Se constructivo, si no somos capaces de serlo, es mejor no participar.
No publicar contenido que pueda herir la sensibilidad o molestar a alguien (sexista, político,etc..)
En cuanto a la interacción y tipo de conversación
Hay que tener presente que la comunicación escrita, es mas fría y que carece de acción corporal. Es mas probable que puedan darse malos entendidos, por lo que se requiere un esfuerzo para resultar más cálidos y cercanos con nuestros amigos.
“Donde fueres haz lo que vieres” y para ello es importante observar cómo se relacionan los demás y adaptarte a los códigos de comunicación de tu entorno.
Se amable y educado.
Utiliza el botón me gusta para reforzar y complacer a tus “amigos”
Da las gracias siempre que puedas.
Intenta ser constante y responder a tus “amigos”.
Participa en las conversaciones. Habla si quieres que te hablen. (Reciprocidad).
No esperes la inmediatez en las respuestas.
Facebook te lo pone fácil y te avisa de los cumpleaños de tus amigos. Felicítalos publicando en su muro.
Seguramente tienes amigos que no están en facebook, acuérdate de ellos, no toda tu comunicación puede estar entorno a esta plataforma.
Publica en los muros de tus “amigos” únicamente para felicitaciones y bienvenidas. A no ser que tengas mucha confianza.
Pide permiso para etiquetar en una foto o para geolocalizar a alguien. Si no quieres que se te etiquete o se indique donde estás, tienes pleno derecho a que no se haga.
No discutas en abierto.
Respeta los errores ajenos.
Intenta no señalar las faltas de los demás.
Anuncia tus acontecimientos vitales en facebook después de haber utilizado otros medios para la comunicación al menos con tus allegados, evitarás susceptibilidades.
Estamos en fechas donde todos nos volvemos buenos (o mejores), nos sinceramos (a veces caemos en sincericidios) y estamos más proclives a hablar con el corazón en la mano.
Os voy a contar una intimidad, saliéndome un poco del guion establecido de lo que debe ser un blog que no me representa a mí mismo, puesto que representa a la SoMaMFyC.
Estas navidades mi gata ha estado algo más de 24 horas sola, desde el día 24 al mediodía, hasta el día 25 por la tarde. Hasta este momento ha pasado temporadas cortas sin sus dueños en este mismo domicilio surtida de alimento, agua y arena limpia para hacer sus necesidades… y nunca ha pasado nada.
Pero esta nochebuena ha ocurrido algo especial, ignoro el motivo, pero al abrir la puerta de mi casa el día de navidad por la tarde es como si hubiera abierto la puerta que daba entrada a una trinchera militar en cualquier guerra. Se habían librado cruentas batallas en el salón, la cocina, el baño y en el cuarto de estudio (el dormitorio queda vedado a su entrada).
Desconocemos quien era el ejército enemigo, pero los resultados de la batalla han sido demoledores.
Ahora está en mi regazo, con cara de inocente. Han pasado unos días desde esta guerra particular que ha librado y supongo que quedarán restos en su escasa memoria felina. Me mira con unos ojos inocentes, transparentes, de no haber roto un plato en su vida. Cualquiera que cruzara su mirada con la de ella quedaría prendado y enamorado de este animal dócil y entrañable.
Esta es la dualidad que nos enomora a los que tenemos felinos en casa.
Os dejo un vídeo de una situación habitual en este cuarto desde donde os escribo día a día las entradas de este blog.
Y me despido de vosotros en un martes frío en Madrid de una semana entre fines de semana festivos abriendo un poco mi corazón a través de esta ventana.
¿Y las nuevas tecnologías?…. para el año que viene.