Permitidme mis dudas ante afirmaciones como el título de una entrada en Internet que hace poco llegó a nuestras manos, «Digital health: Five things your wearable knows about you that you might not«.
En este artículo se hace un repaso a 5 variables en salud que deberíamos monitorizarnos todos los mortales… «por si acaso» estamos en riesgo.
Es decir, contraviniendo todas las evidencias disponibles sobre prevención primaria, resulta que tenemos que estar monitorizados para ¿prevenir?. Seguimos con la falsa información, aunque conozcamos la evolución de nuestras variables (si es que eso aportara algún beneficio en salud) solamente el cambio de actividades o comportamientos hacia oros más saludables podrían modificar nuestro riesgo y esa actitud ha de ser personal y ninguna medición nos va a hacer cambiar de actitud.
Pero vayamos por partes y desglosemos este artículo de Scott Jung, periodista especialista en salud digital. Estas 5 cosas que nuestro wearable sabe de nosotros…. son:
Riesgo de diabetes: Se ha relacionado la variabilidad de la frecuencia cardiaca con el riego de desarrollo de diabetes. A través de sensores se puede determinar esta variabilidad (un predictor) y por lo tanto sería un indicador del riesgo de ser diabético. Pero ¿es esta situación tan real como nos lo cuentan en el artículo?. La afirmación se realiza a partir del siguiente estudio en el que se sigue una cohorte de casi 10.000 indivíduos durante 9 años y se obtiene una relación entre ambas variables aunque es necesaria la realización de ensayos clínicos aleatorizados. Un ensayo clínico se ha llevado a cabo con un entrenamiento basado en un programa de ejercicios a través del teléfono movil y donde se han monitorizado una serie de variables relacionadas con el síndrome metabólico. Este ensayo se ha realizado bajo condiciones ideales, solamente con 12 sujetos y solo durante 8 semanas y aún así no se ha demostrado que desciendan los factores de riesgo salvo una disminución de la presión arterial sistólica. Existen tres grandes limitaciones en este estudio: escaso número de participantes, escasa duración de la intervención y que no se lleva su desarrollo en condiciones pragmáticas. ¿En la vida normal, sin una supervisión continuada, seríamos capaces de uilizar un wereable de forma prolongada?, ¿tendría repercusiones sobre nuestra salud a medio o largo plazo?, ¿una reducción de los factores de riesgo de síndrome metabólico mantenida durante un corto periodo de tiempo es capaz de moficar nuestro riesgo?. Aún quedan muchos proyectos de investigación como para poder afirmar que este tipo de instrumentos pueden mejorar nuestra salud.
Control del estrés: El siguiente aparato que nos muestra el artículo se trata de Muse. Un detector de actividad neuronal que se coloca en nuestra cabeza como una diadema y es capaz de determinar nuestro nivel de estrés. esta información pasa a nuestro terminal movil quien elige una secuencia musical determinada con el objeto de disminuir nuestros niveles de ansiedad. La relación entre el estrés y las modificaciones de nuestra actividad cerebral
ha sido demostrada así como el efecto de la música en la relajación. No parece que exista una gran falsedad científica, pero ¿es necesario un aparato que nos cuesta 300 euros para relajarnos?.
Control de la tensión arterial: La tensión arterial es un conocido factor de riesgo cardiovascular y entre la determinación de la misma a través de un catéter intraarterial y un manguito de presión hay grandes diferencias en cuanto a la invasividad para medirla. Los medidores de tensión arterial también han evolucionado a través de la tecnología y hoy en día tenemos medidores aprovados tanto por la Unión Europea como por la FDA americana que son escasamente invasivos y se pueden conectar a nuestro terminales móviles registrando un diario de tensión arterial para nuestro control. pero parece que la ciencia quiere evolucionar aún más. La empresa Scandau Scout ha obtenido un montante económico de más de un millón y medio de dólares a través de crowfounding para el desarrollo de una pequeño aparato que en contacto con nuestra frente sea capaz de medir la frecuencia cardiaca, registro electroencefalográfico, frecuencia respiratoria, temperatura corporal y oximetría de pulso. Varios problemas: aún no está aprobado por la FDA por lo que no dispone de estudios de calidad de medidas, recoge variables que se pueden obtener de forma rápida a través de técnicas no invasivas o simplemente con una exploración física, ¿a quien va dirigido? ¿a servicios sanitarios? ¿directamente al ciudadano? ¿es necesario que todo ciudadano monitorice estas variables?¿supone un beneficio en salud?…
Control de crisis asmáticas: Los enfermos de asma a menudo tienen dificultades para reconocer los síntomas de un brote inminente ya que cuando detectan las sibilancias significa que la crisis de asma ya está sucediendo. Un terminal portátil denominado ADAMM (Dispositivo Automatizado para el Control y Gestión del Asma) utiliza una serie de sensores de sonido y movimiento muy sensibles, junto con algoritmos avanzados que lo hacen capaz de identificar la posibilidad de un ataque de antemano. Sensores de movimiento miden los patrones de respiración, la frecuencia cardiaca y las vibraciones del cuerpo causadas por sibilancias. Un micrófono cuenta el número de veces que un usuario tose, pero también puede escuchar los sutiles cambios en los sonidos de la respiración que acompaña el inicio de un ataque. ADAMM también puede medir la temperatura de la piel para controlar el asma inducida por el ejercicio u otras condiciones respiratorias que causan un cambio en la temperatura corporal. En conjunto, estas mediciones pueden ayudar a los usuarios a mantener su asma bajo control. Además a través de una aplicación móvil el paciente puede indicar qué medicación de rescate ha utilizado y cómo se la ha administrado. Posiblemente sea el terminal más interesante de todos los que presentamos en esta entrada.
Medición de radiación UV. El cáncer de piel se ha relacionado con la exposición a radiación ultravioleta. Existen una serie de sensores adhesivos cutáneos capaces de medir la radiación UV que reciben indicándonos el tipo de protección solar que debemos utilizar. Existen también aplicaciones (apps) que conectadas a estaciones meteorológics nos determinan también el nivel de radiación existente y el factor de protección cutáneo indicado en cada día para proteger nuestra piel. De todas formas… para el sentido común no es necesario ni una app ni un wearable.
Aún queda mucho recorrido para que ciertas aplicaciones relacionadas con la salud digital demuestren tener un espacio real en el diagnóstico y tratamiento de procesos. Necesitamos ensayos clínicos en condiciones pragmáticas que determinen las ventajas reales en salud de la población a medio y largo plazo…. mientras tanto segurán siendo juguetes caros solo asequibles por ciudadanos que no tienen grandes limitaciones al acceso a los sistemas sanitarios