Acabas de volver de vacaciones. Durante las últimas semanas parecía que habían desaparecido, pero allí están de nuevo. Otra vez, incansables, día a día… Cada episodio parece más largo y ese hormigueo insoportable que antes sólo aparecía en las manos parece subir de forma irremediable a lo largo de los antebrazos.
Cada vez algo menos de fuerza. Parece que las cosas se van a caer, nunca se han caído, pero sabes que si sigues así acabarás sin nada de fuerza en las manos. ¿Luego irán las piernas?.
La cabeza. Aumenta la tensión en la zona occipital. A partir del segundo día de incorporarte en la oficina el martillo que parecía haberse apagado se ha encendido de uevo… pero ahora parece un martillo hidraúlico.
Y sabes qué hacer, a quien recurrir. Como en otras ocasiones, sobre la ventana acabas tecleando «temblor, hormigueo, musculos, brazo y dolor de cabeza».
Conoces el término de «enfermedades invisibles». Aprendes otras palabras como «fasciculaciones» o «parestesias» que estás seguro van a ayudar a tu diagnóstico.
Y acudes a tu médico de familia. Presionas un poco ya que sabes que, aunque es un buen profesional, en este caso no dispone de los medios necesarios para el diagnóstico. Tu duda está entre la «enfermedad de la motoneurona» y la «esclerosis lateral amiotrófica». No hay dudad. Lo ha dicho el Dr. Google.
Vuelves a cas. Tres semanas para que te vea el neurólogo. El pacto de silencio se extiende entre tu familia. Ellos saben que estás mal. Tu sabes que vas a morir, inválido, dependiente, que van a tener que vestirte y asearte. ¿podrás seguir hablando? ¿hasta cuando?.
Y llega el día. Los nervios te atenazan. No es posible. ¿estrés, sindrome postvacional?… pero… ¿acaso no iba a morir?.
No te equivoques. El Dr. Google no sabe, no te pregunta, no deduce ni realiza búsquedas inteligentes. Su organización y priorización de resultados depende de otros factores que no siempre han de ser ordenados por la importancia real de la información ni por su veracidad.
Y además… nunca van a poder protestarle al Dr. Google. El Dr. Google no existe…. ni siquiera en internet.
Texto basado en el post » The trouble with Dr. Google» de Dr. Martin Young en KevinMD