¿Hacia dónde va la eSalud?


caminoEsta pregunta seguro que nos la hemos hecho muchas personas cuando reflexionamos un poco sobre la situación actual de la salud digital.

Existen muchos encuentros multidisciplinares en los que tenemos contacto entre los sanitarios que estamos relacionados de una forma u otra con la salud digital con los técnicos que programan y desarrollan aplicaciones diversas relacionadas con la esalud. Muchos encuentros pero aún no ha habido un matrimonio… ni siquiera una aventura

La reflexión que ha dado origen a esta entrada ha surgido tras salir de uno de ellos, el acto de presentación del II Hackaton Salud, que tuvo lugar en Madrid el 17 de enero. He tardado en escribirla porque posiblemente haya sido una de las entradas más pensadas y meditadas de este blog.

En este acto participaron varios proyectos en diferentes fases de desrrollo presentándonos los pasos que han dado y el trayecto que les queda por recorrer. En el cronograma de su acción como empresa había hueco para un plan estratégico, un periodo de pruebas del producto, un plan financiero y un plan de marketing. Todo ello fundamental para el desarrollo de una empresa.

Pero estamos hablando de salud. Es decir de mejorar la cantidad y/o calidad de la vida, de prevenir la aparición de enfermedades, de mejorar la rehabilitación de procesos o de controlar procesos crónicos y para ello es necesario realizar una serie de acciones que posiblemente solo tengan cabida en el campo de la salud: demostrar que la acción de estos productos tiene impacto en la calidad o la cantidad de vida a medio o largo plazo, es decir medir su impacto en salud.

Es difícil, muy difícil y algunas de las actividades que realizamos en la consulta no están claramente relacionadas con un impacto positivo en salud y posiblemente sea uno de los retos más importantes en los próximos años.

Cuando intentamos hermanar tecnología-salud y empresa no solamente es necesario tener un producto rentable, competitivo y técnicamente funcional, sino que además hay que tener un producto que tenga impacto en salud… y eso hay que medirlo y demostrarlo a través de proyectos de investigación (ensayos clínicos) en condiciones reales (pragmáticos) y hasta que no lo hagamos tendremos un producto que funciona pero que no ha demostrado que sirve para lo que decimos que sirve.

A mi juicio hay varios errores que se están cometiendo desde el desarrollo de aplicaciones en salud digital:

  1. El éxito técnico de conseguir un sensor que sea capaz de medir una variable biológica no quiere decir que tenga una repercusión en salud. Como ejemplo extremo siempre digo que puede ser un éxito de la ingieniería tener un sensor que mida cadmio en cerumen… pero ese dato no me sirve en la clínica.
  2. Medir solo es medir: no es controlar. Cada vez tenemos más terminales que registran más variables y no por tener monitorizado a una persona la tenemos controlada en sus variables. Por otro lado ¿qué sentido tiene que una persona sana tenga una monitorización de variables biológicas?: ninguno. Al contrario puede originar alarma ser consciente de cómo ante ciertas circunstancias (cotidianas y resultados de la propia vida) sube la tensión arterial hasta cifras muy altas, la frecuencia cardiaca, la temperatura corporal y otras muchas variables sin que ello signifique la expresión de una enfermedad o de un mal control.
  3. Desconocemos el impacto a medio o largo plazo en salud del uso de una determinada tecnología. Está demostrado que si controlamos las cifras de glucemia de un diabético, la repercusión de esta enfermedad sobre su salud va a ser menor… pero tenemos que demostrar que nuestro dispositivo ofrece en condiciones reales un mejor control de cifras de glucemia y ésto se mantiene a lo largo del tiempo (no tiene impacto en salud que un diabético esté bien controlado durante una semana en su vida). Si además es capaz de demostar que con el uso de ese dispositivo se disminuyen las complicaciones, los ingresos hospitalarios, los eventos adversos de la enfermedad y la mortalidad… entoncer iremos por buen camino.

Si no recorremos este camino, el matrimonio entre sanitarios y técnicos nunca se va a producir. Tendremos desarrollados numerosos productos que técnicamente serán impecables pero existirá un rechazo a su uso por los sanitarios porque no han demostrado desde la prespectiva de la salud ningún impacto en mejora de calidad o cantidad de vida y eso llevará a la frustración de muchos equipos de trabajo que tendrán un producto pero se quedará en un entretenimiento caro.

La salud digital tiene una proporción de salud y otra de digital. Los encuentros no deben ser fugaces en encuentros puntuales, sino que los sanitarios deberían estar integrados en equipos de trabajo de desarrollo de productos de esalud y actuar en dos momentos fundmentales del proceso.

  1. Al inicio para dar respuesta a la pregunta: ¿este desarrollo técnico da solución a un problema en salud?.
  2. Al final para dar respuesta a la pregunta: ¿este producto supone una mejora en la vida de el grupo de pacientes a los que va dirigido?.

Posteriormente se plantearán otras cuestiones que ya se están plateando con la industria farmaceutica sobre el conflicto de interés existente que los desarrolladores de un producto sean quiene soportan el gasto de la investigación del impacto en salud del mismo… pero eso vendrá más adelante.

Sigámonos conociéndonos y hablando, creando un lenguaje común y poniendo a los pacientes en el cenro de nuestro trabajo.