Tecnología que permite administrar fármacos por vía oral sin dañar al hígado.
Investigadores del ARC Centre of Excellence in Convergent Bio-Nano Science (CBNS) en Melbourne (Australia) han desarrollado una tecnología que, a través de un sistema de transporte de lípidos a nano-escala, transporta el fármaco desde el intestino a través del sistema linfático y, directamente, a la corriente sanguínea, permitiendo administrar por vía oral fármacos sin dañar al hígado.
El trabajo fue publicado en la revista Angewandte Chemie International Edition.
Se ha probado con la administración de testosterona en modelos animales pero, según los investigadores, esta tecnología tiene el potencial de ser utilizada para una gran variedad de fármacos que se absorben a través del hígado, así como para fármacos dirigidos al sistemas linfático.
La función del hígado es filtrar y proteger al cuerpo de sustancias que considera extrañas evitando que se vuelvan tóxicas, pero esta función puede verse comprometida con un fármaco administrado por vía oral.
Los investigadores han diseñado esta tecnología profármaco enfocada a conducir el tratamiento farmacológico al sistema linfático y no a la sangre hepática, para lo cual se modifica el fármaco de forma que imite químicamente los lípidos de la dieta.
Los vasos linfáticos, tanto con los lípidos de la dieta como con estos fármacos que imitan la química de dichos lípidos, drenan directamente en la sangre y no pasan por el hígado, por lo que esta tecnología mejora la eficacia de esos fármacos evitando aquellos problemas de metabolismo que puedan ocasionarse durante el primer paso hepático.
Por otra parte, el sistema linfático actúa también como parte clave del sistema inmunológico y ayuda a combatir las enfermedades regulando la respuesta inmune a la infección.
Por lo que el paso directo de fármacos al sistema linfático permitiría aumentar el uso de fármacos contra el cáncer o diseñados para suprimir el sistema inmunitario y luchar contra enfermedades autoinmunes.
La ventaja de esta tecnología es que permite a los fármacos estar protegidos frente a su degradación en el hígado, liberándose cuando llegan a su sitio de acción y asegurando que el fármaco administrado va a donde se supone que ha de llegar.