Es inevitable que haya un relevo generacional, el problema es que en el pasado ha estado muy influido por las distintas hornadas de médicos y la situación social que han vivido. En la actualidad tenemos un contexto particular:
- Los médicos que se presentaron al MIR con una competencia de 1 plaza por 20 candidatos, secundario al exceso de médicos de los años 70-80.
- Los médicos autodidactas que sin hacer la residencia terminaron convalidando su formación, los de antes del año 95.
- Los médicos a partir del 95 postMIR donde ha sido más fácil acceder a la residencia pero donde la situación laboral era de paro por lo que no todo el mundo ejerció y los que lo hicieron tuvieron dificultades para tener un empleo.
- Los médicos alrededor del programa de 4 años, han tenido un MIR sin tanta competencia y han encontrado trabajos como médicos pero en situación precaria.
Esto implica que la visión de la especialidad está excesivamente influida por sus vivencias y, por tanto, no hay una única voz defendiendo la medicina de familia, ya que el precio que han pagado para ser médico de familia es diferente, no se identifican con otras generaciones y no hay una visión unificada de especialidad como en otras carreras.
Este maremágnum de experiencias es una de las causas principales de que estemos como estamos, seguimos llevando en la piel que “si yo lo pasé mal, el otro también lo puede pasar mal”. No luchamos por nuestra profesión, no defendemos los derechos de los médicos más jóvenes, apenas nos revelamos por tener 6 minutos por paciente y seguimos sin hacer ruido aunque nuestro trabajo es impresionante (alto grado de resolución de problemas y un número de citas atendidas al año para sacarse el sombrero).
Por tanto el relevo vendrá, la pregunta es «¿vamos a seguir anclados en el mundo de “yo y mi mundo” o vamos a evolucionar para renovar la Atención Primaria independientemente de donde vengamos?».
Por el momento, lo único que se ve son problemas:
– Excesivo peso de la antigüedad en los equipos. En el centro de Madrid, casi todos los médicos mayores. En la periferia, médicos jóvenes y con hijos. ¿Es éste el modelo multidisciplinar que queremos?, ¿realmente es importante cada generación por sí sola? Porque en la práctica no parece que importe esta diferencia.
– Escasa conciencia de profesión en el día a día. Vamos como suplente a hacer una tarde y casualidad, nos toca de avisos porque nuestro nombre está puesto por encima de otro que está tachado. ¿Por qué nos maltratamos unos a otros?.
– Mala situación laboral para casi todos. Sólo los elegidos cobran carrera profesional y tienen plaza de mañana, el resto no. Aunque hacen el mismo trabajo no cobran el mismo salario, ¿es ser mayor un valor como tal?, ¿no debería ser el salario dependiente del valor que aporta el médico a la organización y no solo de las canas? Nadie se queja por no cobrar repartos aunque veas 10 pacientes que no son de tu cupo o que no haya suplentes en tus vacaciones, etc. Eso sí, nos rasgamos las vestiduras porque los JMF firmemos 60 contratos al año pero, aún no es frecuente, ver a nadie escribir una carta dirigida a Recursos Humanos defendiendo a los JMF.
– Sobrecarga asistencial. Ver a todos los pacientes que pasen por la puerta, rellenar todos los protocolos para el famoso Contrato Programa, acudir a las sesiones, tutorizar residentes, hacer domicilios, ecografía y cirugía menor. ¿Todo esto en 7 horas?, ¿es posible hacer realmente todo lo que nos exigen hacer?.
– Nula evaluación personal. No consideramos que el Contrato Programa sea una evaluación personal sino la evaluación de una serie de procesos intermedios. ¿Para cuando medir la morbimortalidad de los procesos y que esto sea público?, ¿por qué hay gente con pésimos resultados en sus pacientes que sigue pasando consulta como si nada?, ¿alguien le ha explicado a los pacientes con HTA tratados con ARA II que van a vivir menos que los aquellos con IECA porque su médico de familia, sin seguir la evidencia, receta ARA II a todos?, ¿se puede permitir que esto pase a día de hoy “en uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo»?, ¿qué opinaría el ciudadano si conociera estos datos?.
El relevo generacional tiene que traer implícito:
– Más flexibilidad laboral en los equipos. Tiene que haber más de una generación en el mismo centro de salud, porque cuando se jubile toda una generación de médicos, toda la información de la comunidad va a desaparecer. Conocer todas las condiciones sociales lleva tiempo y la longitudinalidad se pierde si no lo compartes con más médicos del equipo. Es fácilmente legislable este aspecto, ¿por qué nadie se lo plantea?
– Contratos más flexibles. No solo pagar la asistencia, sino valorar la investigación, la formación de residentes, las actividades comunitarias, etc. La medicina es más dinámica y en un equipo debería haber personas que pudieran dedicar parte de su jornada a actividades que dieran otro valor al equipo.
– Orgullo por nuestro trabajo. Pero por el trabajo de verdad, por ver bien a los pacientes y no estar pendientes en rellenar el Contrato Programa. Sólo es posible ver bien a los pacientes con tiempo. Tenemos que reivindicar 10-15 minutos por consulta y controlar la agenda como antaño. Las agendas de calidad no son útiles para las características de cada población ni de cada médico.
– Calidad científica adecuada. Hay muchas consultas con pésima calidad científica, si queremos ser tomados en cuenta, tenemos que demostrar nuestros conocimientos y aplicar lo que sabemos. Basta ya de seguir con los ojos cerrados lo que hacen en el hospital, si no hay evidencia, no se hace y si el paciente se enfada pues que se enfade, pero no es de recibo que sigamos haciendo intervenciones que no son útiles. ¿Por qué muchos estudiantes de medicina no son médicos de familia? Pues porque hay muchos médicos de familia que son secretarias de los especialistas hospitalarios, sin cerebro propio, y eso no lo quiere nadie. Hagamos autocrítica.
– Más comunicación entre los médicos del centro de salud. Y en foros como el de la SoMaMFyC. ¿Cómo podemos mejorar como profesionales?, ¿qué cosas debemos cambiar en el centro de salud o en el hospital de referencia?, ¿cuáles son los problemas de nuestras población? La sobrecarga asistencial dificulta pensar y reflexionar, si no pensamos colectivamente, no vamos a poder trabajar en equipos distintas generaciones y no vamos a poder enriquecernos mutuamente
– Reconocer y facilitar la maternidad. Nos guste o no, las JMF son mujeres y muchas de ellas van a tener hijos. Esto es la realidad, al igual que casi el 100% de las reducciones son en horario de tarde. La conciliación de la vida familiar no tiene que suponer que reduzcas tu salario con una reducción de jornada o que pidas una excedencia. Tampoco puede suponer que nunca tengas suplente porque por 400 euros nadie quiere trabajar desde las 19.30 hasta las 21 horas. ¿por qué no se hacen contratos flexibles para cubrir varias reducciones a la vez donde se pague más reconociendo la limitación del horario?, ¿por qué no se paga a alguien para que haga docencia/investigación y a cambio pase consulta 2 horas al día?
– Renovar el programa residente-tutor. Todos conocemos casos de compañeros que han dejado la especialidad de Medicina de Familia y Comunitaria por tener un tutor que, finalmente, no era acorde a los objetivos que cada uno buscaba, lo que ha provocado que terminen aborreciendo la residencia. Se debería rotar con todos los tutores del centros de salud y también pedir rotaciones entre centros, algo que las unidades docentes no permiten: el famoso “si ya lo tienes en tu centro, no tienes porqué irte fuera”. Lo mejor del baile de suplencias a los que estamos acostumbrados los JMF, ha sido ver tantas formas de hacer las cosas, tantas diferencias entre los equipos. Debería ser obligatorio para un residente conocer diferentes formas de trabajar, ser como una esponja, absorber de todos y reflexionar sobre qué es lo mejor para el paciente. Tenemos que abandonar el “toda la vida se ha hecho así”, hay que cambiar y mejorar.
Vocalía de Jóvenes Médicos de Familia
Micropíldora 3. Father & Son: Hacia el Relevo Generacional
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