¿Por qué cada vez me gusta más Google+?


Esta entrada es una reflexión personal en la que el autor declara la no existencia de conflictos de interés, pero está escrita bajo una situación emocional que puede producir un gran sesgo: una experiencia desagradable tras el uso de FaceBook y una muy agradable tras el uso de Google+ en menos de una hora.

marketing_00-2Cuando salió Google+ realmente pensé «… una más», pero como soy así («early adopter» que dicen los finos), tardé muy poco tiempo en abrirme un perfil. La verdad es que estuvo unas semanas abandonado porque estaba (como casi todos en aquel momento) muy acostumbrado a Facebook, mis «amigos» estaban en Facebook, mis juegos en Facebook y aquello de los círculos aún era una novedad.

Como toda novedad había cierto rechazo al cambio. Al poco tiempo el conocimiento de los círculos comenzó a ser más intuitivo y se aproximaba mucho a mi estructura mental de red social social dentro del mundo real (mi círculo de familiare, mi círculo de amigos, mi círculo de compañeros de trabajo….) y poco a poco fui comenzando a entender la estructura.

Pero el gran salto fue cuando Google comenzó a integrar sus herramientas de trabajo y comunicación dentro de la red social. Cuando tuvimos un disco duro virtual, herramientas de ofimática compartidas y medios de comunicación audiovuales me convenció esta «red social» que comenzó a tener un sentido de red de trabajo.

Confieso que contuo utilizando Facebook con un sentido mucho más familiar y de relación informal con mis amigos reales (cada vez huyo más del concepto «amigo» que nos vendió esta red social).

Pero sobre todo me molesta más esa publicidad agresiva que inunda Facebook y que cada vez devora el espacio.  En el blog Puro Marketing, David Dominguez hace una reflexión muy acertada sobre este tema en su artículo «¿Devorará la publicidad a Facebook?» donde nos expone las diferentes formas de publicidad con que esta red social invade nuestra intimidad.

Lo que más me molesta es tener que decir que «sí» a que ciertos programas «publiquen en mi muro» a mi nombre una serie de cosas y que de forma directa esté informando a mis amigos que hago, compro, veo o me instalo un servicio o artículo de consumo determinado (incluso aunque no sea del todo cierto o lo borre por su escasa utilidad posterior).

La agresividad en la publicidad puede ser algo que el usuario perciba como contraproducente y que le lleve al menor uso de una herramienta que puede ir perdiendo adeptos o usuarios y que a medio plazo tenga un efecto «boomerang» sobre el propio producto.

La publicidad segmentada o dirigida puede ser beneficiosa ya que nos muestra opciones de compra o uso  adpatada a nuestros gustos, pero todo tiene un límite, y aunque somos conscientes que en un servicio gratuito no somos clientes, sino la mercancía a vender; el límite de uso de este producto es la comodidad o incomodidad con la que nos encontremos en él.