Estar por estar en redes sociales no ha demostrado ser buena idea. Tan solo esperamos que en la Guardia Suiza haya un buen gestor de redes sociales para dar contenidos a la cuenta del Santo Padre, porque no le veo manejándola personalmmente desde su telefóno móvil.
No es por incordiar, pero Joseph Ratzinger, no ha destacado por una modernidad en su papado hasta hace dos días que estrenó su cuenta de Twitter. Nos encanta la presencia en redes sociales de cualquier persona o institución ya sea religiosa o laica ya que a través de esta vía se abre una nueva forma de comunicación adaptada a los tiempos actuales. Nos ha gustado la elección de la red social ya que Twitter es conversación (podía haber elegido cualquier otra red social como Facebook, Tuenti o LinkedIn; pero está claro que no se van a publicar las fotos de los veranos en Castel Gandolfo, a Joseph se le ha pasado la edad de en Tuenti y ya tiene un puesto de trabajo vitalicio y no tiene que ampliar su red laboral).
Pero en esta cuenta, que confieso he estado esperando con curiosidad desde que fue hecha pública, me han llamado la atención varias cosas:
- En unas pocas horas la cuenta
@Pontifex_es cuenta con más de 300.000 seguidores, su versión en inglés con casi de 900.000, en alemán 27.000, en portugués 35.500, en polaco 14.000, en italiano 136.000, en francés 31.500 y en árabe 10.500. Es decir que en tan solo 24 horas le siguen casi un millón y medio de personas y gestionar a tantos seguidores no es cosa fácil.
- En su primer día ha emitido 7 mensajes (no está mal para ser un «newbie») aunque el primero de ellos ha sido un tanto soso. No ha utilizado ningún «hashtag» en sus tweets iniciales, pero solo lleva un día en la red y no vamos a exigir filigranas.
- Solo sigue a 7 cuentas… y son las suyas propias en otros idiomas. Eso de seguirse a sí mismo puede ser un riesgo de personalidad múltiple y si no aumenta el número de seguidores va ser difícil mantener una conversación y…. ¿le tendremos que pedir que nos siga si queremos enviarle un DM?
Damos la bienvenida a Benedicto XVI a esta red social y deseamos que la modernidad no se quede solamente en las formas. Nos encantaría que esta herramienta sirviera para que sus seguidores pudieran dialogar con la institución que representa (ya que imaginamos que no estará personalmente atendiendo la cuenta) y que exista un acercamiento entre el clero y la sociedad.
Si utilizamos una de las herramientas de métrica de popularidad como es Kred podemos ver como en tan solo un día ha alcanzado en su cuenta en español una influencia de 944 sobre 1.000 con 1.864.170 puntos conseguidos en menos de 24 horas. Bien es cierto que los ha logrado a través de menciones y RTs ya que, como hemos dicho, ninguna de las cuentas papales ha interaccionado con ninguno de sus seguidores. Por ello Benedicto XVI se ha convertido en menos de un día en un auténtico «tweetstar» que seguro va a alcanzar a Justin Bieber quien ya tiene un Kred de 1.000 pero mucha más experiencia y tiempo en redes sociales.
Una excentricidad es la posibilidad de confesión por correo electrónico que se ha adoptado en algunas iglesias norteamericanas, pero la presencia en una red de conversación puede ser una herramienta muy útil si se utiliza con sabiduría.
Esperamos que éste haya sido el motivo de la elección y no el parecido analógico entre la paloma (símbolismo cristiano) con el pajarillo de tuiter… porque a otros que tienen gaviotas en su logotipo azul (también pajarillos) hace poco tuvieron un boomerang por un manejo muy inocente y poco planificado de la red social.