Las redes sociales, expresión instrumental de la web 2.0, está modificando nuestra forma de relación. Los conceptos de espacio y tiempo pasan a tener un aspecto secundario ya que no es necesaria la simultaneidad para conversar, las pausas adquieren un nuevo significado (posiblemente menos reflexivo y más relacionado con la elaboración simultánea de otras tareas) y modificamos la forma de expresión (sustituimos el tacto- la piel- y la entonación de nuestras palabras por emoticonos para dar expresión y sentido a neustras palabras dentro de un contexto).
Poco a poco vamos creando un nuevo código, pero aún así siguen existiendo grandes malos entendidos por culpa de conversaciones mantenidas por correo electrónico, mensajería instantánea o chat… debido posiblemente a que son medios incompletos donde perdemos numerosa información sensorial de la comunicación.
He estado buscando en la red, por inquietud personal y de cierto grupo, sobre comunicación en redes sociales. Hay muchísima información técnica sobre la evolución de las herramienats y sus aplicaciones; muchísima información desde el punto de vista antropológico, psicológico, desde la publicidad y el marketing.
Y todo esto.. ¿Cómo va a afectar a nuestra relación de conversación con nuestros pacientes?.
Es cierto que en cierto sentido va a tener ventajas objetivas, de las que ya algunos intrentamos disfrutar, para la transmisión de conocimientos. De esta forma podemos recomendar espacios de obtención de información, aprendizaje y entrenamiento de conocimientos y aptitudes para nuestros pacientes. Posiblemente un vídeo sobre un tema concreto sea mucho más eficaz que la información que pueda proporcionar en la consulta y el paciente va a poder acceder a ella de forma repetida cuando lo necesite y en el momento que considere apropiado.
Pero no solamente transmitimos conocimiento. Somos transmisores de emociones cuando reimos con nuestros pacientes, les acompañamos en el llanto o sostenemos solidariamente su mano.
A las redes sociales les falta piel. Han desarrollado la vista y el oído. Les falta el gusto el tacto y el olfato que posiblemente nunca lleguen a tener.
Pero no nos podemos quedar al margen. No podemos ser simples espectadores, porque ser espectador tiene sus peligros.
He descubierto un cortometraje que se llama «El Espectador«. Protagonizado por Coque Serrano y Amadeo Iracundo. Música de Luis Alberto Naranjo y dirigido por Ramon Chorques. Seleccionado en el Festival Internacional de Cinema Fantástic de Catalunya 2011 Sitges (Barcelona) y en Quartmetratges 2011 Quart de Poblet (Valencia).
Buenísimo el corto. Ciertamente, ser un mero espectador tiene sus riesgos.
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